Reseña de Película «Eighth Grade»

Escrito por el 16 de enero de 2022

Si hay algo que disfruto bastante, son las películas coming-of-age, género cinematográfico en el que logramos percibir, de forma dramática, filosófica e incluso cómica, el crecimiento y aprendizaje del personaje principal. Lo hemos visto en películas como “El Club de los Cinco”, “Las Ventajas de Ser Invisible”, “Mujercitas”, entre muchas otras más, y lo que une a cada una de estas historias, va más allá de una simple replicación de arquetipos y tropos narrativos. Estas historias destacan y sobresalen por la construcción de sus personajes, y por el impacto emocional que deja cada uno de ellos en nosotros.

Ejemplares coming-of-age, hay muchos, y en el año 2018, llegó Bo Burnham, reconocido comediante estadounidense, a poner su granito de arena con lo que bien podría ser considerada como una de las mejores piezas contemporáneas del género: Eighth Grade, o en su idioma español, Octavo Grado.

Con un guión divertido, fresco y renovador, y unas interpretaciones juveniles impresionantes, esta historia promete llegarte al corazón.

La cinta sigue a Kayla, una niña de 13 años que debe atravesar cambios físicos, morales y psicológicos, durante la última semana de su octavo ciclo escolar, mismo que, para ella, ha sido desastroso. Con el objetivo de hacer amigos, conseguir novio y ser popular en internet, Kayla hará hasta lo imposible con tal de destacar.

Si con esta premisa crees que acabo de narrar tu vida a los 13 años, probablemente no estés muy equivocado. La idea de la que parte la cinta es brillante, ya que retoma de forma nostálgica y divertida (pero también seria y crítica) los problemas de identidad, sexualidad y pertenencia con los que se encuentra cualquiera durante la pubertad. Es por esto mismo que la cinta te hace conectar de forma inmediata, tanto con su universo, como con su historia.

El guión es simplemente fantástico. Se nota a través de la secuencia narrativa (y de sus diálogos) las raíces de Burnham en la comedia, ya que los chistes tienen el ritmo, la intención y los matices necesarios para sacarte más de una sonrisa. Sin embargo, no es esto lo que más sorprende del guión, sino la forma en que Burnham logra explorar temas como la ansiedad, la búsqueda de identidad, la dependencia excesiva a redes sociales, el consentimiento, y la sexualidad, desde lentes sumamente interesantes y críticos que ponen en tela de juicio la forma de compartir e interactuar con otros a partir de nuestra propia individualidad, y a la tendencia y deseo que puede tener cualquier adolescente por recibir aprobación o validación de personas que les rodean, sobretodo de aquellas que pueden dictar una relación romántica o de amistad.

Asimismo, el guión aborda las brechas generacionales y cómo la comunicación entre dos o más generaciones puede verse perjudicada y obstaculizada, paradójicamente, por el uso de celulares inteligentes. Uno podría pensar que un pequeño aparato como el smartphone facilitaría la vida de todos cuando, en realidad, es este mismo artefacto el que tergiversa narrativas, imágenes y creencias al nivel de manipular la realidad y cerrando canales de comunicación y confianza con personas tan cercanas como lo pueden ser nuestros padres. Esto y más, es abordado de forma genuina en el guión, pero otra fortaleza que tiene la cinta son sus personajes.

Como lo dije anteriormente, mucho de lo que garantiza que una película coming-of-age sea interesante, reside en la construcción de sus personajes, y en este caso, Eighth Grade cumple con ello. Kayla, interpretada magistralmente por Elsie Fisher, es un personaje con el que inmediatamente conectas, pues tiene en su personalidad rasgos entrañables y representativos de lo que una niña de 13 años puede experimentar en el colegio. La interpretación de Fisher ⎯misma que le valió una nominación al Globo de Oro- logra que el personaje de Kayla se sienta real; tan real, que bien podría haber sido amiga o conocida tuya durante tus primeros años de secundaria, y ahora, analizándolo unos cuantos años después, quizás te sientas mal por ella. Por otro lado, el personaje del papá es divertido y afectuoso, y a pesar de que su hija lo aleja constantemente, se muestra preocupado por ella. Es esta misma relación padre-hija la que podría resonar con más de uno, y es precisamente por la fortaleza y candidez de esta representación que los personajes de esta cinta son entrañables, carismáticos, y palpables.

Eighth Grade es una experiencia que te llevará por un divertido, crítico y catártico viaje a través de la nostalgia. Mediante una refrescante dirección, una interpretación estelar revolucionaria, un soundtrack explosivo y jovial, y un guión humano y divertido, la historia de Kayla te parecerá un fiel y acertado reflejo de la tuya a los 13 años de edad.

Puedes encontrar Eighth Grade ahora mismo en tu catálogo de Netflix.

Redactado por: Juan Rodríguez

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